The dog house
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Dog House
Ya manito te cuento la última locura que me ha pasado con los slots online. Osea sí, siempre andaba pegado a las maquinitas de frutas del casino pero ¡ay cholo!, desde que descubrí The Dog House, esa slot se ha apoderado de mis dedos de mi cerebro y de mi perro Rocky. Literal.
Pros
- Bonos que pueden dar buenas ganancias
- Juego fácil de entender y símbolo chéveres
- Animaciones y sonidos divertidos
- Modo demo para probar sin gastar
Contras
- Se pueden pasar muchas rondas sin premio
- Se pone repetitivo si juegas mucho
- Premios grandes son raros
- Si te gustan los minijuegos, aquí no hay
🐾 El encuentro milagroso: café, wifi y un perro con cara de loco
Fue ese feriado largaso en mayo que ni pa’ viajar tenía ganas. Lima gris, mi casita caleta, café pasado y Rocky tirado en el sillón mirándome con esa cara de “¿juegas conmigo o qué?”. Estaba zapeando por el casino online buscando algo pa matar el aburrimiento. De pronto, ¡zas!, me sale esa slot: The Dog House, creo que entré solo porque el perrito del logo se parecía al Rocky, no te miento.
Primero le metí unos soles por curiosidad y ya tú sabes, al toque me envicié Tiene ese fondo con casitas, flores y LOS PERROS MÁS CACHOSOS que he visto en un slot. En serio el bulldog parece que vende chelas en Barrios Altos.
🐾 Los bonos que (casi) me infartan
Te juro que la primera vez que me cayeron tres scatters, pegué un grito que hasta Rocky salió corriendo y se tiró contra la puerrta. Man esos scatters son como huesos dorados con la palabra BONUS y caen cuando les da la gana, como combi vieja. Ay hermano, ¡ahí empieza la locura! Sale una animación medio hipster de perros moviendo la cola y BOOM: te dan giros gratis con todos los wilds pegajosos. ¿Qué significa pegajosos Man, si cae un comodín (wild) con huella perruna se queda pegado el resto del bono, multiplicador incluido. Te imaginas el desmadre cuando llenas la pantalla… ya pues pa ese momento ya ni respiraba. Hasta Rocky saltaba encima mío como si él también fuera a cobrar premio.
Consejito de amigo: cada vez que te caen dos scatters ponte la mano en el pecho pa aguantar la emoción. Si caen tres lanza el vaso lejos porque de la emoción la puedes botar al teclado (ya me pasó, RIP teclado). Y superstición chola: siempre saco a Rocky a hacer pipí antes de girar fuerte, pa, que la suerte entre en la casa. No sé, man, pero de ahi los scatters aparecieron más seguido. Capaz Rocky es mi amuleto.
La mejor: una vez en medio de la ronda de giros, justo cuando salieron DOS wilds pegajosos de multiplicador x3, Rocky empieza a ladrar como loco y justo cae el tercer wild. Pensé que era brujería, man. ¡Premio de mi vida! Saqué más que el sueldo de un mes, manito, te juro. Toy esperando otro milagrón así nomás.
🐾 Los símbolos que valen oro (o por lo menos, 8 moneditas más)
Acá el asunto es sencillo pero engañoso. SÍ, todos los perros pagan bonito: el Rottweiler es mi chance, sale poco pero cuando paga, paga chévere. El Schnauzer y el Pug pagan menos pero aparecen más seguido, los collares y huesitos dan lo suyo, pero cuando ves los wilds con multiplicador AGÁRRATE. Te sale uno, x2, y si salen dos juntos multiplican entre sí o sea x2x3 se hace x6 (matemáticas de barrio, pero efectivas).
No te emociones con los símbolos de letras, esos solo llenan espacio. Mejor espera los wilds, porque cuando salen en los rodillos 2, 3 y 4 la vaina se pone eléctrica.
Mi consejo de pana: nunca apuestes lo que no tienes pero si ves que caen wilds seguidos, súbele un poquito. Yo siempre digo “un giro más nomás”, y pum salta el premio. Aunque tampoco confíes mucho eh El juego es más cambiante que fútbol en Matute, pero cuando paga, paga chévere.
🐾 Estrategia random (funciona cuando la luna está llena y Rocky duerme)
Ya, este punto seguro nadie me cree pero igual lo suelto. Siempre juego con auriculares chiquitos, volumen bajito y le rezo a San Rockolito (patrono de los slots, lo acabo de inventar). Hay días que el slot está “frío” y ni siente ni padece, entonces ahí me salgo y me hago un café. Pero, cuando siento que el ambiente está “caliente” (ese feeling falso de vicioso), le meto fuerte. Giro rápido, hablo con Rocky, le paso la pata como si fuera un talismán y, pucha, a veces resultan los milagros.
Ah, y otra cosa: nunca dejes abierta la sesión más de dos horas. Una vez después de 3 hras dale que dale, Rocky se aburrió y se me echó encima del teclado. Siguiente giro: perdí todo lo ganado. Mala vibra, mala suerte, así que el break de perro es clave.
Ya se me está acabando el café y el wifi se cuelga de nuevo (grrr Movistar, déjame en paz). Pero, tenía que soltarla: The Dog House es mi perdición, mi cable a tierra y mi manera rara de conectar con Rocky. Porque, no sé, cuando cae ese wild multiplicador siento que le gano a la vida. O por lo menos al aburrimiento, en fin, si algún día te animas entra con cuidado y acordate de este consejo: perro que ladra, wild no trae… a menos que Rocky lo bendiga.
Profesor de Psicología en University of Extremadura at University of Extremadura
Investigación en psicología de la salud, especialmente en relación a la práctica de la Actividad Física, en perspectiva de género.
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